La mayoría de las personas piensa que el dinero tiene valor en si mismo pero la verdad es que el dinero es un acuerdo de la sociedad y finalmente un intangible. Ese pedazo de papel o de metal que llevas en tu billetera sólo tiene valor para otros, porque nos hemos puesto de acuerdo para que así sea.

¿Sabías que no siempre ha sido así? antes de la existencia del papel moneda parte importante del mundo utilizaba metales preciosos  como dinero, como medio para poder intercambiar bienes y servicios. Lo usual es que las monedas en la antigüedad fueran de oro y plata ya que su disponibilidad era limitada y la manera de obtener riqueza muchas veces era la guerra para subyugar al reino contiguo y apropiarse de todos sus bienes y tesoros.

Con el tiempo distintos reinos convencieron a sus ciudadanos que dejaran sus monedas a resguardo de los asaltantes de caminos, y utilizaran certificados que indicaban que eran intercambiables por una cantidad de oro o plata. Es de esta manera que en el Renacimiento en Venecia nacieron los primeros bancos, de esta forma los bancos proliferaron alrededor del mundo estableciéndose lo que se conoció posteriormente como la banca libre, la que tenía todo su respaldo en el denominado “patrón oro”. 

¿Es decir que no siempre ha habido bancos centrales?. No efectivamente los bancos centrales nacieron a principios del siglo XX con la formación de la Reserva Federal en EEUU, la FED.

Después de las dos guerras mundiales existió un tratado entre la mayor parte de los países europeos y EEUU. En Europa casi todos países abolieron el patrón oro para poder imprimir más billetes y así financiar las guerras. Para el final de la segunda guerra mundial sólo EEUU era el país que mantenía un patrón oro y con los tratados de Breton Woods (1944 ), fue  en donde la mayor parte de las monedas del mundo establecieron una relación con el Dólar y de esa forma obtuvieron un respaldo con el oro, por esta razón el dólar se volvió en la divisa mundial por excelencia. 

Hacia 1971 con la guerra de Vietnam, Richard Nixon abolió el patrón oro para el dólar, y desde ese día el mundo sólo tiene monedas fiat, es decir, sin respaldo en nada tangible. Las monedas actuales están respaldadas  en las confianzas en los gobiernos, y son los gobiernos a través de los bancos centrales quienes tienen la llave de la impresión de dinero.

El proceso es simple, un gobierno emite bonos del estado, que no es otra cosa que imprimir dinero contra un préstamo (deuda), deuda que se paga por medio de la recaudación de impuestos a los ciudadanos comprometiendo incluso a futuras generaciones.

El punto de fondo es que cada vez que se imprime dinero o mejor dicho moneda, esta pierde valor ya que mientras más dinero disponible hay en la economía se produce una pérdida de poder adquisitivo, que es silenciosa y muchas veces poco medible.

 Los índices de inflación no son capaces de recoger este efecto por completo, pero los bienes reales si, ese es el caso de la tierra, los bienes raíces y los metales preciosos.

En pocas palabras “el que sólo ahorra pierde”, ya que la emisión del sistema monetario mundial es más que la inflación y más que la rentabilidad de los instrumentos de renta fija. Sólo la inversión en activos que te permitan usar la deuda a tu favor te ayudarán a crecer realmente.